sábado, 9 de abril de 2011

De clavos que ¿sacan? clavos.

Originalmente este post era uno de esos de ‘superación personal’ en los que me quejo sobre mi situación y hablo sobre lo patético que es ser yo en cuanto a relaciones amorosas. Pero no, hoy no.


Resulta que hemos aprendido que todas las cosas tienen (al menos) dos caras. Así que o puedo quejarme amargamente o puedo ponerme jocoso al respecto. Tomo la opción dos, por favor.


Acto uno: de mi ataque de pánico camino al trabajo.


Un día cualquiera, un lugar cualquiera y yo, un tipo cualquiera. El pasado no es fácil de llevar, menos cuando va contigo a todas partes y te molesta abruptamente; como cuando te encuentras a un clavo pasado acompañado de... sí, otro clavo pasado. Al parecer los clavos también pueden conocerse entre ellos.


Lovely. Lo bueno: sabemos que el clavo uno besa muy bien. Lo malo: estaba besando al clavo dos. Lo regular: ya sabíamos que ninguno de los clavos iba a durar mucho. La cosa es que sí es medio gacho ver que de uno ni se acuerdan (duele el ego, la neta) y de que buenas a primeras uno ya no es ni tan interesante ni tan guapo, pero lo peor es que realmente quieras que te trague la tierra.


Lección que debería aprender: no puedo vivir mi vida respecto a lo que otros ven en mi.


Acto dos: de porqué no debes chismear en las redes sociales.


La ventaja del internet es que puedes llevarlo a todas partes, y las redes sociales siempre están ahí disponibles: un mundo de información a sólo un click de distancia. ¿La ventaja, dije? Ok, podríamos verlo también como una desventaja... tener la posibilidad de ver que hace o deja de hacer un corto clavo calvo (ja! chiste local) no está bien, después de todo ¿yo que diablos tengo que estar averiguando si el clavo número tres tiene o no tiene clavo que le acompañe?


Mágico defecto en mi persona: me gusta el chisme. Lo bueno: me mantengo al corriente de la última información en diversos campos del conocimiento (chismes del espectáculo mas que nada) Lo malo: poseer información me mete en cada aprieto que no vean. Lo regular: te da harto material para escribir post increíbles como este (ok, tal vez no).


Lección que debería aprender: no más clavos en un buen rato, en serio, nada de clavos. Nadita.


Acto tres: de porqué no debes idealizar a los clavos.


Todos lo sabemos: nadie es perfecto. Pero claro, a todos nos gusta pensar que la perfección existe. Y nada, te despiertas un día, haces tu rutina, y de la nada llega un clavo con nuevo corte de cabello que te hace voltear. Nunca hubieras imaginado que el clavo tuviera algo interesante, que te pudiera llamar la atención y/o que siquiera reconociera tu existencia. Entonces recurres a al vieja táctica de vaciar sobre ese clavo los ideales que tienes de perfección sobre las relaciones, pero sabes que eso está mal, muy mal... aún así lo haces.


Me gusta idealizar clavos. Lo bueno: me permito soñar y desear cosas difíciles. Lo malo: seamos realistas, el clavo ni sabe que existes. Lo regular: aprendes sobre clavos.


Lección que debería aprender: igual que lo anterior, no más clavos para mí en un buen rato.



En resumen:


La cosa es que no puedes sacar un clavo que ni sabes si todavía existe, ni entiendes como es que pudo haber llegado en un principio ahí y no puedes estarte llenado de clavos la vida, por que a final de cuentas siempre te terminas pinchando con alguno (ay goei, que profundo sonó eso).


Un poco más y empiezo a sentirme el Carrie Bradshaw de mi generación... si, claro, al paso que voy lo más lejos que voy a llegar es la Eres.


P.D.: disculpen el humor de dos pesos que les manejo en este post, ojalá gusten volver en un futuro. Les prometo que hay un post serio después de este.

1 comentario:

Gonzalo J. Suárez dijo...

Tal vez lo peor es cuando en esas redes sociales te enteras que algún clavo -que ya hasta debería estar oxidado- sigue felizmente casado con ese clavo que era de tus mejores cuates y te tronó por irse con ese primer clavo... Que ya tienen dos clavitos y dos décadas juntos. "Bueno! al menos lo lograron"... y te clavas más... Saludos!