martes, 18 de noviembre de 2008

Maldita Confusión.

Que dificíl es querer entender las cosas que pasan en mi mente, que mal se siente estar confundido; saber que es lo que quieres pero al mismo tiempo saber que es lo que no quieres puede generar confusiones como nunca antes lo había pasado. Que dificíl es escribir (y explicar) todo lo que uno piensa. Que dificíl es hacer entender lo que sientes (y entender a los demás). Que difícil es estar cuando tú no estás. Que difícil.

Maldigo la hora en que toda esta confusión comenzó, pero al mismo tiempo doy gracias de que todo esto pase, porque, cuando las aguas se calmen y la tempestad llegue a su fin, encontraremos la paz y la quietud que tú y yo necesitamos, nos encontraremos a nosotros, yo te encontraré a ti, y tú me encontrarás a mi, sólo para darnos cuenta de que yo soy tú y tú eres yo.

Que díficil es afrontar la confusión, aceptar los errores (los míos y los de los demás), olvidar. Que difícil es hacerlo solo, que difícil...

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